martes, 5 de enero de 2010

Nuestros Ángeles... ¿cómo percibirlos? ¿cómo comunicarnos con ellos? ¿cómo tratarlos?



"¿Cómo podemos percibir a los ángeles?

No hay una manera correcta de percibir a los ángeles. Se manifiestan de mil modos diferentes a diferentes personas, con apariencias que son sumamente personales según cada individuo. Normalmente se comunican con nosotros en nuestros sueños, normalmente los vemos como figuras sabias o protectoras que nos prestan consejo o ayuda o simplemente nos hacen felices con su sola presencia; pero a veces los vemos como ángeles en la imagen de seres perfectos, espléndidos y de una belleza absolutamente pura. Durante las horas de vigilia también podemos percibirlos bajo determinadas circunstancias. Algunas personas sienten su presencia físicamente, como un escalofrío o un cosquilleo en la nuca, como "piel de gallina" en los brazos o como una sensación de calor más o menos intensa; algunos pueden ver fugazmente alguna luz, una figura alada, o simplemente algún desconocido que les resulta extrañamente familiar, otros pueden escuchar sonidos sutiles como campanitas o percibir un perfume o aroma agradable sin ningún motivo aparente. Las apariciones inesperadas de ciertos animales o las sincronicidades que nos llevan a leer mensajes que forman parte de otros contextos como anuncios o titulares de periódicos, son también subterfugios que utilizan nuestros ángeles para entrar en contacto con nosotros.

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¿Cómo podemos comunicarnos con los ángeles?

Los ángeles están aquí. Ahora mismo, mientras lees esto, puedes comenzar a hablar con ellos, si lo deseas. Puedes sentarte a meditar en silencio, convocarlos, hablar con ellos, hacerles algunas preguntas y apuntar en un cuaderno las respuestas que te den. Relájate y confía en lo primero que te venga a la mente. Este es un acto de fe y confianza. Si necesitas desarrollar tu fe y tu confianza primero, puedes comenzar a comunicarte con ellos a través de oráculos y juegos de cartas, por ejemplo.

Sólo hay una condición básica: es imprescindible creer en su existencia y en su ayuda, de lo contrario no pueden manifestarse. Los ángeles no pueden penetrar directamente en nuestra voluntad, ni modificar nuestro razonamiento de forma arbitraria ya que tenemos libre albedrío y ellos lo respetan profundamente. ¿Acaso puede venir a nuestra vida el amor, la abundancia o el éxito cuando creemos firmemente que esto no es posible?

Conforme aprendemos a confiar y a creer en ellos y desarrollamos nuestras capacidades perceptivas más sutiles, incluso podemos llegar a verlos y a escucharlos nítidamente. Todo es custión de desearlo, de solicitar el contacto, de estar abiertos a escuchar y seguir nuestra intuición y perseverar en nuestra intención. Ellos desean comunicarse con nosotros, tanto o más que nosotros mismos, así es que nos llevarán de la mano en cuanto manifestemos la más leve intención de entablar contacto.

Existen muchas maneras de hablar con los ángeles; buscar su amistad no es algo que se limite a un solo sistema de creencias, cualquier que éste sea. Vincularse con ellos es el apso siguiente en nuestra evolución como especie de seres concientes. De hecho, también es el paso siguiente de la evolución de los ángeles que trabajan con nosotros. Poe ende, el intercambio va y viene, como en cualquier buena relación.

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¿Cómo tratar a nuestros ángeles?

Los ángeles no establecen contacto sólo con personas especiales o de un modo secreto. Lo hacen abierta y gozosamente, trayendo buen humor y buenas nuevas. Estar con tus ángeles no es sentarse en una habitación oscura , con música misteriosa, una bola de cristal y velas parpadeantes. Es conversar, simplemente. Hablar con los ángeles es la cosa más natural del mundo. Cualquier puede hacerlo. Y hace bien. Hace bien al sentido del humor, al alma, al cuerpo. Hace bien a todos aquellos con los que entras en contacto.

Cuando preguntas a tus ángeles puedes estar seguro de que obtendrás respuesta. El verdadero preguntar no proviene del miedo ni de la agresión; surge del profundo deseo de saber, la voluntad de escuchar y recibir. Preguntar no es exigir, ni tomar codiciosamente. es permanecer abierto, sin opinión y sin crítica, mientras los fragmentos de información se van agrupando. Preguntar significa, simplemente, aceptar lo que se presente, y confiar que en el momento debido, el entendimiento correcto y destacado se hará conocer para el bien de todos."

Fuente: http://www.mind-surf.net/puerta8.htm

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