¡Oh Padre amado: En Tu bendecido nombre, recibo con mis brazos abiertos a este Nuevo Año que acaba de comenzar!
Este Año Nuevo marca una nueva etapa en mi vida y entro en ella habiendo olvidado todas las cosas pasadas que no me ayudan en mi desarrollo espiritual. Me siento limpio de todo resentimiento, libre de todo temor, y aliviado de toda carga; porque Tú estás conmigo.
Gracias Te doy Padre, porque el año que acaba de terminar fue para mí un año lleno de experiencias que me hicieron conocerte mejor.
Gracias Te doy por mis familiares y amigos, quienes me dieron aliento cuando me sentí flaquear; por todos los retos que tuve que afrontar, que me hicieron más flexible; por todos mis aparentes fracasos, que me enseñaron a ser más humilde; y por todos mis triunfos, que me hicieron saborear la alegría que siente todo el que triunfa.
Gracias Te doy, Padre, por las riquezas de Tu omnipresente Substancia, que me hicieron cubrir todas mis necesidades y las de mis seres queridos; tanto en lo material como en lo espiritual.
Gracias, Padre, por la fe que tengo en mí mismo, como Tu hijo amado que soy; y por la determinación y entusiasmo que tengo para hacer de este Nuevo Año uno mejor que el que acaba de terminar.”
Extraído del excelente libro “Lluvia de bendiciones” de Luis Molinary
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