lunes, 8 de septiembre de 2014

"Los ángeles hoy, autopistas para alcanzar plenitud".


"Los seres humanos somos una “unidad plural” con energías eternas que llamamos ángeles. Estamos en un estado dual con infinidad de variantes, macho-hembra, día-noche, placer-sufrimiento, espiritu-materia, paz-guerra, que ha de retornar a la unidad, y para ello no será despreciando una de las dos, sino llevando luz a la materia para iluminar su oscuridad y la materia a la luz para que desaparezcan las sombras.

Si las autopistas en el mundo actual son canales rápidos para alcanzar en menos tiempo puntos distantes de nuestra geografía, podemos afirmar sin ninguna duda que eso exactamente es lo que los “Ángeles, mensajeros de la divinidad” han hecho y están haciendo entre nosotros en este siglo XXI.

Actúan como emisarios, subiendo y bajando por esa Escalera de Jacob tan conocida, introduciéndonos de forma sorpresiva, insospechada, pero efectiva, en el mundo de la sanación, la ética, la ecología e incluso en el de crecimiento personal.

Cada una de las manifestaciones angélicas, esas virtudes, representan aspectos de nuestro interior, a las que podemos acceder a través de un color, un símbolo, un incienso determinado, una oración, e incluso un atractor. Unas son mas puras y luchadoras para que la “negatividad” no prevalezca, otras median para que no caigamos en el error de equivocarnos y nos perdamos en la rotunda dualidad bien-mal, y otras para encaminarnos y ayudarnos.

Esa es la “autopista” que nos han proporcionado las energías angélicas, ese es el camino personal e intransferible que cada uno de nosotros ha de recorrer, ayudados por las señales y conduciendo el vehículo que cada uno elige para llegar a la meta propuesta.

Sabemos que cada punto cardinal tiene su representante angélico, al Norte Gabriel, al Sur Uriel, al Este Miguel y al Oeste Rafael. Conociendo sus virtudes, en ese mismo orden sabemos que la Voluntad, la capacidad de irradiar, el equilibrio y la sanación, están en ese mismo lugar, al igual que el elemento, tierra, fuego, aire y agua que cada uno representa. Son los cuatro ángeles guardianes veladores de todo ser “despierto o dormido”.

Cada uno de nosotros somos también esos elementos, esas virtudes y símbolos. Todo eso está en ti, en mi, en cada ser humano, pero es probable que no haya “trabajado”con ellas, por lo que no he descubierto aún, que para no perder el Norte, he de poner en marcha la Voluntad, he de “conectar” con la energía de Gabriel para que me acompañe en la tarea por hacer en mi tierra.

Para lograr equilibrio Miguel al Este va a ayudarme si utilizo correctamente su atractor, su perfume, su gema, su color y además su símbolo, el aire, su correcta respiración, ambos colaborarán para que pueda manifestarme voluntariosamente equilibrado…..y si respeto mi propia naturaleza, ¿cómo no voy a hacerlo con la Naturaleza que me envuelve?.

Si me conozco, valoro, y me amo, ¿cómo puedo dejar de amar a cuanto me rodea? ¿Cómo no voy a respetarte a ti?.

Pero aún hay mas, si despierto a la virtud de Rafael, (en hebreo Rafa: Sanar y Él, el Señor) o sea a la sanación de Él, comprendo que no es suficiente ser voluntariosamente equilibrado si tengo zonas por sanar en mi vida, si tengo algo que “lavar” con el agua, símbolo que representa Rafael.

Lógicamente lo que Uriel, mi sur irradiará, será la consecuencia del trabajo interno y externo en mi tierra, en mi aire, en mi agua manifestándose a través de su fuego, ese que no quema pero que emite el calor humano que, no puede verse con los ojos físicos pero que, todos perciben y valoran porque se “ve” con los ojos del alma.

No hay varitas mágicas en el trabajo personal e interno, todo tiene un precio, y nuestras propias virtudes esperan ser despertadas para descubrirnos a través de ellas.

Los escalones de esa “pirámide energética” son infinitos, están esperando a ser llamados y utilizados."
 
Texto de acuerdo con la propuesta del Centro de Estudios Angélicos -CEA- de España.
 
Más información, visita: http://www.centroestudiosangelicos.com/

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